Por Vicente (Tony) Balbuena
A propósito de la situación planteada, para ejercer un periodismo como demanda el universo hoy día, hay que conocer y manejar equipos de tecnología avanzada, que nos garantizan una mayor eficiencia en el desempeño de la comunicación social oral y escrita.
Hace décadas que dejamos atrás, el periodismo análogo, donde solíamos usar lápiz y papel para apuntes de notas a redactar, luego las máquinas de escribir para textos a dos espacios, grabadoras de cintas magnetofónicas de baterías desechables, utilizadas para entrevistar a figuras de diferentes áreas, las càmaras mecánicas para tomar fotos a blanco y negro, y el fax, que en su momento sirvió para agilizar el envío de datos a los periódicos impresos.
Pero esos tiempos ya pasaron. Estamos en la era cibernética, donde debemos actualizar nuestro currículum, o corremos la suerte de ser desplazados de nuestro trabajo de informar.
El periodismo antiguo dejó de existir, los lectores, televidentes y oyentes, hoy demandan de mensajes de voz cortos, traducciones directas, fáciles de asimilar, donde el mensaje emitido por el emisor, oral o escrito, llegue con rapidez, y que a su vez sea comprensible ante los receptores.
La vertiginosidad con que marcha el universo, ha provocado estos cambios, donde la destreza y los conocimientos, juegan un papel preponderante al momento de sentarse a redactar en una computadora, tener en las manos una tableta, teléfono inteligente, una cámara digital, ya que todos estos equipos tienen conectividad de internet instantánea, prestos a transmitir los hechos en tiempo real, desde cualquier lugar de la tierra, por lo que se requiere de ética, objetividad, conocimientos y profesionalismo al momento de informar.
No es cuestión de salir a las calles a grabar con un celular, una cámara de video digital, y colgar ese contenido en las redes sociales con una redacción errática, o una grabación de un mensaje de voz sin criterio y desafortunado.
El periodismo es un sacerdocio, y no todos están facultados para ejercerlo, hay que tener ética, profesionalismo, objetividad, amor y vocación para ejercer con pasión esta profesión, y la mayoría de los que hoy invaden las redes sociales, no son periodistas y carecen de esas cualidades.
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